La industria 4.0 tiene por objetivo transformar la industria tradicional española en una de última generación, con la tecnología, la conectividad en la nube y la transferencia constante de datos entre empresas.
España avanza imparable hacia un nuevo modelo de mercado. Estamos evolucionando a nivel global, fundamentalmente aplicando dos tipos de cambios que afectan al tejido industrial de nuestro país en su totalidad.
En primer lugar, debemos hablar de la automatización de la fábrica. Además de ser una forma de ahorra en costes, también tiene la ventaja de eliminar por completo el error humano. Se vuelve una cuestión irrelevante. La producción pasa a ser digital y automática, de modo que las empresas ganan en eficacia, pero sobre todo en eficiencia.
En segundo lugar,existe un mayor grado de recopilación, análisis y utilización de toda la información que se genera dentro del proceso productivo y de venta. Herramientas como el Inbound Marketing o Mercadotecnia de atracción, consiste en conocer y acompañar en el proceso de venta al cliente que nos dirigimos, de modo que su experiencia, más cómoda, fácil y sencilla, resulte altamente interesante para él, y termine fidelizándose con nuestra marca.
En ambos casos, la clave consiste en aplicar la tecnología de forma inteligente ¿Con qué objetivo? Sin duda el de ganar competitividad en un mercado cada vez más global y con un creciente volumen de consumidores cada vez más exigentes con el producto que adquieren.
Los 12 grandes retos que plantea la industria 4.0
A continuación, desde Guhring planteamos brevemente los grandes retos a los que se van a tener que enfrentar las industrias del panorama nacional si quieren adentrarse en la carrera global por la industria 4.0. ¿Estarán preparadas? Lo trataremos en próximos artículos.
- Usar métodos colaborativos para potenciar la innovación. Pasar de una producción individual y continuista, al networking con diferentes empresas y clientes.
- Combinar flexibilidad y eficiencia en los medios productivos. Pasar de medios de producción anquilosados y rígidos, a medios de producción inteligentes, eficientes y flexibles.
- Gestionar tamaños de series y tiempos de respuesta más cortos. Pasar de métodos de fabricación en serie con tiempos de respuesta largos, a tiradas y tiempos de respuesta cada vez más cortos.
- Adoptar modelos logísticos inteligentes. Pasar de una gestión logística reactiva, a una gestión logística integrada e inteligente.
- Adaptarse a la transformación de canales (digitalización y omnicanalidad). Pasar de los canales tradicionales inconexos, a la digitalización de canales y gestión omnicanal.
- Aprovechar la información para anticipar las necesidades del cliente. Pasar de una reactividad frente a la demanda, a un análisis predictivo de las necesidades del cliente.
- Adaptarse a la hiperconectividad del cliente. Pasar de la información limitada y poco difundida, a la información exhaustiva rigurosa y con valor.
- Gestionar la trazabilidad multidimensional extremo a extremo. Pasar del escaso o nulo seguimiento y visibilidad sobre la elaboración del producto, a una transparencia en la trazabilidad multidimensional de todo el proceso productivo.
- Gestionar la especialización mediante la coordinación de ecosistemas industriales de valor. Pasar de las cadenas de valor lineales, a la especialización y ecosistemas de valor.
- Garantizar la sostenibilidad a largo plazo. Pasar de la escasa sensibilización en cuestiones de sostenibilidad, a reducir el impacto ambiental del proceso productivo y del propio producto.
- Ofrecer productos personalizados. Pasar de productos generales y estandarizados, a la personalización masiva de productos.
- Adaptar el portfolio de productos al mundo digital. Pasar de un producto industrial tradicional, a una evolución digital del portfolio de productos.